
Por Fermín Garay (*) /
Sigmund Freud comprendió que el ámbito del psicoanálisis llegaba hasta la resolución
del sufrimiento neurótico, pero no resuelve el sufrimiento normal.
¿Qué es el sufrimiento normal? Es el sufrimiento del vivir o sufrimiento de la vida, que
bien lo resume el budismo en palabras de Mauricio Yushin Marassi:
- El dolor de ver las propias energías, las propias posibilidades vitales agotarse en la
vejez. - El terror y el dolor que nacen del rechazo de nuestra muerte y de la de los otros.
- La angustia de la enfermedad.
- El dolor de la pérdida.
- El dolor de la no obtención.
- El dolor de tener que convivir con personas o situaciones que nos generan
sufrimiento.
A veces se llega a una situación donde ya no parece caber una elaboración más
precisa del problema. El paciente ha logrado una buena conciencia de sus
condicionamientos mentales y tal vez alcanza cierto control.
Sin embargo, con frecuencia un problema puede persistir, ya que determinada
situación simplemente duele, y ya no cabe un ulterior análisis que pueda aliviar este
dolor.
En este caso tal vez solo algún tipo de práctica de meditación puede ir más lejos. Ya
que el análisis del problema también es un sostén del problema, es decir, el pensar
sobre algo sostiene ese algo.
O podríamos decir: el que analiza y la cosa analizada son partes de un mismo
fenómeno.
Es entonces cuando es posible «dejar caer» tanto al que analiza como la cosa
analizada, y ambos desaparecen como una burbuja que estalla.
(*) Psicólogo